No entiendo nada

Ya lo dije miles de veces. Ya soy muy repetitiva. Quizás ustedes no lo sabían y recién se enteran ahora, pero yo vengo repitiendo esto en mi cabeza desde hace rato. Sí, estoy pensando. Pensando en lo que no tendría que pensar. PIENSO. PIENSO. PIENSO. Eso es todo lo que hago y sí, ya sé que ya lo dije, y sí ya sé que tengo que dejar de quejarme. Porque este post no era para que yo me queje. Tampoco era un post reflexivo en el que sacó una gran conclusión al final y dejo a la gente pensando. No, hay que tener ganas de hacer posts así, tanto el de la queja como el de la reflexión.

¡Hay que tener ganas de hacer un post! Sí, ganas. Ganas de sentarse, abrir Word y empezar a escribir. Sí, me gusta escribir, no me quejo, no me cuesta mucho una vez que empiezo. ¡Esperen! ¿Acabo de empezar? ¿Estoy escribiendo? ¿Posta? ¿Están seguros que no dije “después lo hago” y estoy boludeando con cualquier cosa? ¿Seguros? Bueno, si ustedes lo dicen debe ser así. Les creo, me creo.....

¿Y ahora? ¿Qué intentaba hacer con este post? Ah sí, nunca supe. Nunca sé que es lo que intento hacer. Tampoco sé si intento, ese el problema. Pienso mucho en intentar, si eso los tranquiliza. No ya sé que no. Pero miren el lado positivo, un día voy a hacer el intento y ni me voy a dar cuenta. Lo voy a estar haciendo y me va a salir natural, casi perfecto. No, bueno, perfecto no. Imperfectamente perfecto, así está mejor. Y lo voy a hacer y después… el “después” no se sabe. Nunca se sabe. Nunca lo sabremos. ¿Para qué preocuparse? Sí, ya sé. Me puse a reflexionar. Perdón, no lo puedo evitar.

Bueno, ¿cuál era el punto entonces? Sí, ya se. Muchas preguntas. Así está mi cabeza ¿qué quieren? No creo que haya un punto. Bueno sí lo hay, pero no lo voy a decir por las dudas. A ver si no se cumple. Ah no, esos eran los deseos. Ah bueno, para mi es lo mismo. Quizás se cumplan, quizás no. Por ahí cambian. Eso está bueno: cambiar.

¿No entendieron nada? No se preocupen, yo tampoco.