25 January 2011

Desafío (segunda parte)

Podía sentir su respiración, y sus ojos me miraban esperando una respuesta. En ese momento, conocí un silencio aun peor, un silencio que yo solo podía romper. Mientras trataba de decidir qué hacer, él me dijo: «Ya podemos entrar a la sala». El sonido de su voz me hizo dar cuenta de dónde estaba. Por unos segundos toda la gente había desaparecido, las conversaciones se habían desvanecido y mi cuerpo no se encontraba en ningún contexto. Volví a la realidad sin la menor idea de cómo actuar frente a ella, y fuimos a ver la película.
Los personajes en la pantalla se movían y hablaban, pero lo único en lo que podía pensar era en él y su desafío. Estaba perdida, no sabía qué hacer o cómo reaccionar, me sentía atrapada en una calle sin salida, o peor aún, en una calle con muchas salidas y ninguna de ellas me llevaba a un lugar conocido. Estaba aterrada, lo único que quería hacer era ir a mi casa y esconderme debajo de las sábanas. Los nervios no eran nada comparado con lo que sentía en ese momento. Tenía tanto que decirle, pero no podía expresar nada de lo que estaba pensando.
Cuando salimos de la película, el silencio seguía asechándonos. Él me miraba expectante. No sé qué estaba esperando, probablemente alguna respuesta o señal de vida. Creo que se cansó de esperar, porque después de un rato me dijo «¿Te acompaño a la parada?». Yo asentí y empezamos a caminar hacia donde tenía que tomarme el colectivo. Para ese entonces el silencio ya se había instalado y no pensaba irse. Yo ya me había convertido en un robot incapaz de expresar sentimiento alguno. Llegó el colectivo y sentí como si hubiera llegado la libertad misma. Me despedí de él sin decir nada y subí. Apenas me senté volví a ser una persona, una persona estúpida.

1 comment:

Anonymous said...

Tendrías que salir más conmigo, pero no sé si te gustan las bandas que yo voy a ver... Por eso nunca te digo de salir conmigo :S Pero estás más que invitada, obvio.